La isla digital-haiti y R.D.V.A.
Por Katia Siberia García
Fuente: Periodico Granma
A pesar de su ceguera, Wancite Saint no fue a la Renaissance cuando le dijeron que allí los médicos cubanos le devolverían la vista en unos minutos. Él no creyó que fuera tan sencillo, y mucho menos gratis. Por eso cuando el centro hospitalario abrió sus puertas pocos se aventuraban a cruzarlas.
Era agosto del 2006 y en la capital, Puerto Príncipe, comenzaba el milagro que fue convenciendo a miles de incrédulos. Hoy más de 30 000 haitianos pueden ver gracias a las intervenciones quirúrgicas que los libraron de la catarata, el pterigium o el glaucoma.Algunos llegan hasta las clínicas; otros permanecen en sus comunas, donde laboran médicos cubanos que realizan la pesquisa, y de ser necesario los remiten a la Renaissance o a otros dos centros oftalmológicos, en el norte del país. Maidelín Crespo es una de las residentes en Oftalmología que desde la consulta de clasificación atiende a los pacientes en el centro capitalino. Casi no habla creóle, sin embargo, Jean Douly Callot domina el español y traduce."Aprendí en Cuba el idioma pero mi mayor enseñanza la comparto ahora, con mis consultas. Los seis años de estudios allá me han sido útiles para apoyar el programa de Salud y pienso hacer un diplomado en Oftalmología para continuar ayudando a quien lo necesite porque eso fue lo que hicieron conmigo", asegura este joven cubanizado, como él mismo se declara.A unos metros de su puerta, la fila parece interminable. Nerviosos primero, agradecidos luego. Así estaban Edward, Jevia y otros tantos. Las diferencias idiomáticas dificultan el entendimiento, no obstante sus ¡Viva Cuba! y las alusiones a Fidel dan fe de sus mensajes. Entretanto, colaboradores de la Misión Milagro confiesan no bajar la guardia, aunque las cifras pudieran hablar de un proceso rutinario.
Son muchos los que atendemos diariamente, y con cada uno somos cuidadosos, aclara la doctora Violeta Herrera, encargada de la consulta pre y posoperatoria."Hay que explicarles lo necesario del tratamiento, pues a veces lo descuidan, olvidan las gotas. No tienen idea de que si incumplen pueden quedarse ciegos."
Ojos bien abiertos En los ojos de Pedro Mario Font está la luz de los más de 40 pacientes que cada día son sometidos a una intervención. Él puede eliminar la opacidad del cristalino, pero los riesgos son siempre una posibilidad.Algunas personas creen que la operación es sencilla porque dura 15 ó 20 minutos, a veces hasta 7. Y en ese tiempo el anestesista, el instrumentista y el cirujano deben extremar los cuidados. "Tenemos que ser muy meticulosos en la higiene, pues el paciente que contraiga una endoftalmitis, o sea, una sepsis intraocular tiene poquísimas posibilidades de quedar bien". En una catarata la aspiración de restos es, por lo menos para mí, un momento tenso, puede dañarse la cápsula posterior (una parte muy blanda de menos de un milímetro de grosor), y con ella la córnea, afirma el doctor Font. "La visión de un ser humano está en el equilibrio de las manos, en la coordinación de lo que observo por el microscopio y hago¼ , hasta ahora todo ha salido bien, y el resultado final es lo que nos complace verdaderamente. Sin embargo, ese éxito se debe más al cirujano oftalmólogo Israel Junquera, quien está ahora de vacaciones en Cuba, pues yo apenas llevo aquí unos días."Por las nubesDos veces a la semana, el aeropuerto Toussaint Louverture da salida a un vuelo de Aerocaribbean con destino a Cuba. En él viajan unos 20 pacientes que son atendidos en nuestro país. Desde el 4 de septiembre del 2005 las aeronaves cruzan el Paso de los Vientos. De regreso a tierra haitiana el desespero por compartir la felicidad sobrepasa los temores del aterrizaje. Así lo constatamos durante el arribo de 23 operados el domingo 12 de febrero. Edner Lot ya estaba con los bultos a cuesta y en medio del pasillo desde el mismo momento en que avistó a su Puerto Príncipe. La aeromoza le ordenó sentarse y el "regaño" sirvió de escarmiento a unos cuantos que comenzaban a zafar cinturones y se disponían a seguirle los pasos. Según Ernán Hernández González, a cargo de la seguridad de los vuelos, el nerviosismo es muy normal en cada retorno. "No es solo porque teman al avión; se miran, observan por las ventanas, uno los ve impacientes, locos por llegar para ver las cosas que quizás ni recuerdan".Así lo ha reconocido también el doctor Alex Larsen, ministro de Salud Pública y de la Población: "Ellos están muy agradecidos. Es extraordinaria la ayuda y no tenemos forma de retribuirla. Ha sido una cooperación fuera de la demagogia y realmente necesaria. Un milagro concedido a nuestro pueblo por manos cubanas".
Era agosto del 2006 y en la capital, Puerto Príncipe, comenzaba el milagro que fue convenciendo a miles de incrédulos. Hoy más de 30 000 haitianos pueden ver gracias a las intervenciones quirúrgicas que los libraron de la catarata, el pterigium o el glaucoma.Algunos llegan hasta las clínicas; otros permanecen en sus comunas, donde laboran médicos cubanos que realizan la pesquisa, y de ser necesario los remiten a la Renaissance o a otros dos centros oftalmológicos, en el norte del país. Maidelín Crespo es una de las residentes en Oftalmología que desde la consulta de clasificación atiende a los pacientes en el centro capitalino. Casi no habla creóle, sin embargo, Jean Douly Callot domina el español y traduce."Aprendí en Cuba el idioma pero mi mayor enseñanza la comparto ahora, con mis consultas. Los seis años de estudios allá me han sido útiles para apoyar el programa de Salud y pienso hacer un diplomado en Oftalmología para continuar ayudando a quien lo necesite porque eso fue lo que hicieron conmigo", asegura este joven cubanizado, como él mismo se declara.A unos metros de su puerta, la fila parece interminable. Nerviosos primero, agradecidos luego. Así estaban Edward, Jevia y otros tantos. Las diferencias idiomáticas dificultan el entendimiento, no obstante sus ¡Viva Cuba! y las alusiones a Fidel dan fe de sus mensajes. Entretanto, colaboradores de la Misión Milagro confiesan no bajar la guardia, aunque las cifras pudieran hablar de un proceso rutinario.
Son muchos los que atendemos diariamente, y con cada uno somos cuidadosos, aclara la doctora Violeta Herrera, encargada de la consulta pre y posoperatoria."Hay que explicarles lo necesario del tratamiento, pues a veces lo descuidan, olvidan las gotas. No tienen idea de que si incumplen pueden quedarse ciegos."
Ojos bien abiertos En los ojos de Pedro Mario Font está la luz de los más de 40 pacientes que cada día son sometidos a una intervención. Él puede eliminar la opacidad del cristalino, pero los riesgos son siempre una posibilidad.Algunas personas creen que la operación es sencilla porque dura 15 ó 20 minutos, a veces hasta 7. Y en ese tiempo el anestesista, el instrumentista y el cirujano deben extremar los cuidados. "Tenemos que ser muy meticulosos en la higiene, pues el paciente que contraiga una endoftalmitis, o sea, una sepsis intraocular tiene poquísimas posibilidades de quedar bien". En una catarata la aspiración de restos es, por lo menos para mí, un momento tenso, puede dañarse la cápsula posterior (una parte muy blanda de menos de un milímetro de grosor), y con ella la córnea, afirma el doctor Font. "La visión de un ser humano está en el equilibrio de las manos, en la coordinación de lo que observo por el microscopio y hago¼ , hasta ahora todo ha salido bien, y el resultado final es lo que nos complace verdaderamente. Sin embargo, ese éxito se debe más al cirujano oftalmólogo Israel Junquera, quien está ahora de vacaciones en Cuba, pues yo apenas llevo aquí unos días."Por las nubesDos veces a la semana, el aeropuerto Toussaint Louverture da salida a un vuelo de Aerocaribbean con destino a Cuba. En él viajan unos 20 pacientes que son atendidos en nuestro país. Desde el 4 de septiembre del 2005 las aeronaves cruzan el Paso de los Vientos. De regreso a tierra haitiana el desespero por compartir la felicidad sobrepasa los temores del aterrizaje. Así lo constatamos durante el arribo de 23 operados el domingo 12 de febrero. Edner Lot ya estaba con los bultos a cuesta y en medio del pasillo desde el mismo momento en que avistó a su Puerto Príncipe. La aeromoza le ordenó sentarse y el "regaño" sirvió de escarmiento a unos cuantos que comenzaban a zafar cinturones y se disponían a seguirle los pasos. Según Ernán Hernández González, a cargo de la seguridad de los vuelos, el nerviosismo es muy normal en cada retorno. "No es solo porque teman al avión; se miran, observan por las ventanas, uno los ve impacientes, locos por llegar para ver las cosas que quizás ni recuerdan".Así lo ha reconocido también el doctor Alex Larsen, ministro de Salud Pública y de la Población: "Ellos están muy agradecidos. Es extraordinaria la ayuda y no tenemos forma de retribuirla. Ha sido una cooperación fuera de la demagogia y realmente necesaria. Un milagro concedido a nuestro pueblo por manos cubanas".
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