El jefe de Estado cortó la cinta para dejar en servicio la reconstrucción del tramo avenida Hispanoamericana hasta el cruce de Matanza, a cargo del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, a un costo de 180 millones de pesos.
Posteriormente, el gobernante se trasladó al tramo carretero La Piña-Tamboril, vía reconstruida con una inversión de 250 millones de pesos.
En este breve acto, el ministro de Obras Públicas, Víctor Díaz Rúa, precisó que el gobierno del presidente Leonel Fernández está realizando el Plan de Asfalto más ambicioso de toda la historia dominicana.
Díaz Rúa manifestó que avanzan aceleradamente en esta provincia los trabajos de construcción de la Avenida Circunvalación Norte, obra diseñada para construirse a un costo de 100 millones de dólares.
El funcionario señaló que otra de las obras que fueron entregadas este martes por el mandatario es la reconstrucción de la carretera Navarrete-Cruce de Esperanza, cuyos trabajos se realizaron con inversión de 123 millones de pesos.
En su recorrido por esta ciudad, el presidente Fernández también entregó todas las calles reconstruidas del ensanche Libertad, que conllevaron una inversión de 112 millones de pesos.
Igualmente fueron reconstruidas las calles de los barrios Los Militares, Altos de Mireya, El Edén y el Imperial, construidas a un costo de más de 125 millones de pesos.
El presidente Fernández también entregó los puentes Las Lavas y Los Cocos, trabajos en los que se invirtieron 74 y 54 millones de pesos, respectivamente.
Otros de los barrios beneficiados con el remozamiento de sus calles fueron Jardines del Este, Las Carmelitas y Barrio Lindo, donde fueron invertidos unos 248 millones de pesos.
CASA DEL ARZOBISPADO
Con una inversión de 35 millones de pesos, el presidente Leonel Fernández también inauguró la Casa del Arzobispado de esta ciudad, que incluye además un nuevo edificio.
El jefe de Estado entregó las llaves de la remozada residencia al arzobispo metropolitano de Santiago, monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, en un acto celebrado en la sala de encuentros del Arzobispado.
La residencia, ubicada en el Centro Histórico de Santiago fue reconstruida por la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE).
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