jueves, 20 de mayo de 2010

Haití, un mundo de quejas e insatisfacciones donde todo parece estancado o avanza lento



UNOS CONSIGUEN ALGUNA TRIBUNA DESDE DONDE HACERSE OíR, OTROS APELAN A LOS MEDIOS DE PRENSA, PERO LA MAYORíA, LOS DESPLAZADOS DEL SISMO DE ENERO PASADO, SOLO AGUARDAN PORQUE SU SITUACIóN CAMBIE
Por Héctor Miranda


Puerto Príncipe, HAITI, PL.- La situación que vive hoy Haití se volvió tan compleja que la mayoría de los involucrados en la recuperación del país encuentra motivos para quejarse, porque todo parece estancado o avanza a ritmo demasiado lento.Unos consiguen alguna tribuna desde donde hacerse oír, otros apelan a los medios de prensa, pero la mayoría, los desplazados del sismo de enero pasado, solo aguardan porque su situación cambie.El actor Sean Penn, quien dirige una organización de ayuda a refugiados en un campamento en Petioville, pidió la colaboración de la comunidad internacional con la intención de evitar el cierre de varios hospitales capitalinos.Penn reclamó medicamentos, vacunas contra las enfermedades diarreicas, las cuales aumentaron con las lluvias de los últimos días, y personal médico para que las puertas de los centros de salud permanezcan abiertas."Los hospitales que existen en Haití deben ser rehabilitados para seguir funcionando con personal, medicamentos y servicio administrativo", dijo el ganador de un Oscar en 2009, por el filme Milk, ante el Congreso estadounidense.Mientras, el primer ministro Jean Max Bellerive, recordó en Madrid que el proceso de edificación de viviendas marcha a un ritmo demasiado lento y que beneficiará sobre todo a un millón de personas pertenecientes a la clase más pobre.Bellerive cree que los más pobres -cualquiera sabe los motivos- no son las mayores víctimas del terremoto del 12 de enero pasado, que dejó más de 220 mil muertos, 300 mil heridos y casi un millón y medio de damnificados.Para el jefe de Gobierno, la clase media sufrió más y se quedará donde está, mientras los más pobres tendrán un día -tampoco dijo cuándo- un techo confortable."Ese es el dilema en que estamos. El Estado no puede construir 250 mil casas. La gente ha de poder construir con créditos, con fondos de garantía... Pero el problema no es sólo el nuevo alojamiento, es dónde encontramos los servicios", comentó.Por otra parte, dejó entrever que tampoco le satisfacen mucho las presiones internacionales para que a finales de año se realice un proceso eleccionario, en tanto se cuestionó el mismo."¿Qué vale más, no hacer elecciones o hacer una elección que va a ser poco representativa? Ese es el dilema. No hay buena solución", pero adelantó que el presidente René Preval está dispuesto a abandonar su cargo el 7 de febrero y explicó que la alternativa del 14 de mayo solo sería en caso de que no hubiera comicios.A Bellerive tampoco le agrada la labor de la Organización de las Naciones Unidas (ONU): "Me siento frustrado, pero sin ella no estaríamos hoy aquí. A veces uno tiene la impresión de que usan cañones para matar mosquitos, porque tanta organización, tanto experto, tanto consultor, tanto gasto de dinero, no es tan necesario para los problemas que tenemos"."Habría que focalizar dónde necesitamos la ayuda, no querer tener un Estado paralelo en Haití", advirtió, en tanto agregó que "hay demasiados soldados, y no hay bastante policía. No estamos en guerra, hay problemas de seguridad interna. Un militar no tiene formación de policía".Pero la ONU también ha manifestado sus quejas en las últimas semanas, sobre todo por la falta de gobernabilidad del país. Incluso, aboga por extender su presencia más allá de 2012, como estuvo previsto en primera instancia.La población de esta capital, sin embargo, tiene más motivos para quejarse, porque, además de no simpatizarle mucho la presencia de tropas de otros países, la postura del gobierno, la necesidad de hospitales y más médicos, sigue sin techo o empleo.Haití atraviesa un momento difícil que puede agravarse definitivamente cuando aparezca en el Caribe algún huracán, cuya temporada comienza a principios de junio.

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