04-06-2012
Lecciones de una victoria (2)
Por Ramón M. Rodríguez
(Monchy)
En las propuestas políticas de Danilo Medina queda
plasmado con claridad que el ejercicio del poder en una sociedad democrática y
a la vez, de escaso desarrollo económico, como es la nuestra, debe ser de firme
compromiso con la libertad con la justicia social; porque asume los esfuerzos
colectivos, la creación de las riquezas, despierta nuevas esperanzas y avizora
los horizontes para vivir con dignidad.
El ejercicio del poder, que debe tener como único
propósito el servicio desinteresado al pueblo que lo endosa, se ha convertido en
una histórica preocupación de filósofos y especialistas de las ciencias
sociales que apuestan por ciudadanos empoderados
que escojan con libertad y conciencia a gobernantes capaces, creíbles y comprometidos
con el bien común.
Ciertamente, la elección de Danilo Medina como el
nuevo presidente de todos los dominicanos, se convierte en una verdadera
lección de la voluntad democrática de una sociedad. Las mayorías han preferido un próximo gobierno que vea en las
grandes mayorías populares el centro de
las inversiones económicas y sociales como plataforma del desarrollo, continúe
con el fortalecimiento de la institucionalidad, imponga el orden en base al respeto
a las leyes y los derechos ciudadanos.
Son estas las opciones que le permitirán al país consolidar las bases del sistema democrático
que visualizamos, de oportunidades para todos, bajo el liderazgo de un gobierno
accesible al pueblo con la participación de las organizaciones sociales, religiosas,
juveniles, empresariales, deportivas y culturales, en la búsqueda de solución a los problemas que
padecemos como nación.
Con Medina, la sociedad se ha dado un estadista de
convicciones verdaderamente democráticas con serios compromisos para consensuar las políticas y las necesarias
reformas dirigidas a promover el desarrollo del sector eléctrico,
la educación, las finanzas del gobierno, la conducta ética en la administración
pública, y dar ejemplos a los funcionarios de eficiencia y humildad en el
ejercicio de sus funciones.
La conducta publica del nuevo líder del pueblo
dominicano, nos advierte de la implementación de un moderno estilo de liderazgo,
liderazgo con corazón, que iniciara el
camino de una verdadera cultura democrática en nuestro país, fundamentada en la
inclusión social, participación en la toma de decisiones, la consulta
sectorial, el consenso, la comunicación permanente y la evaluación y fiscalización
de los proyectos y las inversiones.
Al inducir esa lógica de comportamiento estatal, el nuevo gobernante y su equipo, pasaran del
sueño de campana a la realidad de un país que enfrenta grandes retos y
oportunidades en los próximos anos y que ha renovado, sin duda alguna, las
esperanzas de justicia, prosperidad y paz.
Otra lección que nos deja como legado el pasado
proceso electoral dominicano, es que nos invita de nuevo a reflexionar sobre la
concepción filosófica de la política de nuestro padre fundador, Juan Pablo
Duarte, cuando dijo: ¨La política no es una especulación, es la ciencia más
pura y más digna, después de la filosofía, de ocupar las inteligencias nobles¨.
El autor es dirigente político.
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