Ayuntamiento!
Por Luís Céspedes PeñaLa política, asimilada como un método de trabajo hacia el porvenir de los pueblos, siempre será atractiva.
Es mayor cuando quienes la asumen con seriedad y entrega se producen los cambios personales que les exige una sociedad en desarrollo.
Santiago es una provincia productora de talentos históricos en materia política y militar. Cuando el profesor Juan Bosch, que era vegano, fundó al Partido de la Liberación Dominicana (PLD), inició un proceso de formación política, que se pierde con el tiempo, pero que sus resultados siguen dando frutos.
Ese proceso formó a José Ramón Fadul, Ramón Ventura Camejo, Radhamés García, el Negrito Callía, de Tamboril, y otros distinguidos que continúan en la batalla política.
Luego llegaría el proceso de captación de cuadros políticos de otras organizaciones izquierdistas, pero todavía en 1995 la matrícula del PLD no llegaba a los 25 mil miembros a nivel nacional.
En la captación de esos nuevos talentos, llegó Ramón María Rodríguez (Monchi), un dirigente político con el cual tengo pocas relaciones en los actuales momentos, al extremo de que, personalmente, no sé si tiene algunos cambios en su rostro, si está más gordo o más flaco, pero que, de hecho, es una de las figuras políticas del peledeísmo con mayor aceptación como aspirante a la Alcaldía de Santiago.
Su trabajo político, como el de las hormigas, sigue alimentando un proyecto, como el de la Alcaldía, que difícilmente pueda ser derrotado cuando éste esté totalmente formalizado.
Esa estrategia de sumarle comunicadores de la oposición al gobierno, a través de nombramientos o anuncios comerciales, además del contacto directo con los pobres a través de sus funciones como administrador de los Comedores Económicos, será fundamental para que Monchi Rodríguez pueda seguir viendo a la Alcaldía como un proyecto viable.
El PLD tiene a muchos dirigentes que pueden ser precandidatos de unas elecciones que todavía están muy lejos, porque son en el año 2016, pero Monchi Rodríguez tiene una gran ventaja y es que representa al verdadero ideal del Presidente Danilo Medina. Nunca estuvo en las “dos aguas”.
El hecho de que las juramentaciones de funcionarios, ya como presidente del Comité Municipal del PLD, ordenadas por el Presidente Medina, fija una clara señal del apoyo que tiene éste de parte del gobernante.
Los electores del PLD y de los sectores más necesitados ya ven en Monchi como una figura que puede ser su máximo representante en la Alcaldía. Es un político que no oculta su origen de barrio, que no se anda escondiendo, según me dicen, como hay otros que las posiciones en la capital y también en Santiago, les siguen haciendo mucho daño. Me refiero a algunos de los aspirantes a la Alcaldía.
Es importante darle seguimiento al trabajo político e institucional de Monchi Rodríguez. ¡Es una esperanza para los peledeístas y los más necesitados!
Santiago, a nivel de oposición, tiene graves problemas para hacer precandidatos con posibilidades de ganar la Alcaldía. ¡Eso puede cambiar, porque es muy temprano.”
El alcalde, doctor Gilberto Serulle, ganó porque el PLD lo promocionó hasta meses antes de las elecciones y, además, por él votó un sector de esa entidad política. Pero hoy, éste no cuenta con un partido fuerte.
Pero aún si el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) lograra hacer un buen candidato a la Alcaldía, Monchi Rodríguez, con el trabajo que está desarrollando y, sin ningún tipo de duda, con el respaldo total del presidente Medina, podría convertirse en el próximo ejecutivo municipal en el año 2016. ¡Pero hay que seguir esperando el desarrollo del panorama político!
Algunos de los demás aspirantes tuvieron la oportunidad para hoy no tener que hacer ningún trabajo, pero la “cumbre”, llamada poder, los hizo olvidar a la mayoría de sus amigos y el trabajo práctico con la amplia mayoría de comunicadores, fue pésimo. ¡Eso también tiene un costo!
Si no es así, pregúnteselo a varios de los que se enseñorearon con sus posiciones en el gobierno pasado y que hoy están en el anonimato u otros que siguen ocupando posicione oficiales, pero que su “fiesta” se les terminó.
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